miércoles, 30 de noviembre de 2016

Romance del barranco naciente.

Romance del barranco naciente







Romance del barranco naciente.

Poema dedicado a todos los que sufren soledad y exclusión social.



Aquí quedó,
cuando le vi llegar,
arrastrando un barranco de cansancio y pesar.
Extraña semilla
para tanto progreso que hay.
Traía consigo,
Soledad Excluido
penas y agotamiento.
Controladas por el tratamiento de su médico,
y los servicios sociales del ayuntamiento.
Movió con sus manos aquí,
arenas y gravas
para hacer del barranco,
una huerta con aroma a penitencia.
Picaba la tierra con cañas,
dejando un paisaje de ocaso.
Juntaba las cruces
con juncos y espartos.
Que si hubiera atado así a Cristo,
hubiera saltado de la Cruz al barranco.
Lavaba soledad excluido,
la falta de empleo,
con el sudor de sus manos.
Y el barranco se mostraba ante él,
seco y sombrío,
formando una ceja arqueada,
en el atormentado semblante
de Soledad excluido.
La vida era un tornillo,
golpeado en la fragua de la ley mordaza,
para quien le cantara,
lo que le pasaba,
a Soledad Excluido.
Pero un día tuvo su día de suerte.
Cuando el agua entro por el barranco a su huerto.


Y tuvo su día de pena,
cuando el agua entro por el techo.
Pero que importa Soledad excluido.
Todos somos caminos
que han de dar al mar.
Así termino Soledad Excluido,
arrastrando un barranco
de soledad y pesar.
Angelillo de Uixó.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Las cuatro estaciones de Colmillo Lácteo

Las cuatro estaciones de Colmillo Lácteo







Os he enseñado una palabra, una sola palabra animales y plantas mías, en estas cuatro estaciones ya, en las cuales vivimos juntos sin que se haya producido ningún cambio.
Maldición.
Esta es la palabra que os he enseñado, por ser la más mencionada en este valle seco y ruin, animales y plantas mías.
Como un eco que trae el viento desatado de poniente, se mete por doquier, hasta en el alma.
Maldición.
Oh espíritu santo,  en ella se menciona el pasado  y el porvenir de este lugar, y todo el desprecio al esfuerzo de que hace gala este pueblo vengativo y holgazán.
Maldición.
Maldición, maldición, maldición,  animales  y plantas mías, es la palabra más repetida, más insistentes, más desgastada, por tanto empleada en este valle repleto de populacho ruin.
Y cada vez que escucho esa palabra, lloro mirando vuestros ojos de fieras mansas, y vuestras hojas amarillas, animales y plantas mías.
Lloro la larga tregua de paz que nos han concedido.
 Una paz vigilada, una paz llena de amenazas que desgasta, una paz  de castigos velados, peor que una rápida hoguera donde nos asaran, animales  y plantas mías, que hemos venido a este seco y duro valle a ser alimento.

La tregua  dura ya cuatro estaciones,  como toda tregua, es consecuencia de una guerra.
Por eso os digo, que una sola palabra empleada al levantar la cabeza y observar  el cielo seco,  o ver pasar, la sombra errante del poder de un policía, juez, funcionario, sacerdote, o vecino, no es suficiente para doblegarnos.
Os anuncio animales y plantas mías, que ha de venir el día del baile, después de la cosecha de otoño, cuando nieve.
El tiempo de cambio,
 el cambio de tiempo,
existirá como la primavera después del invierno.
Ahora todo es uno.
Invierno, primavera, otoño, verano.


Pero las cosas que se han unido, como el grano y la paja, han de separarse para que vivan.
Y vuestro deseo, vuestro deseo de libertad, animales y plantas mías,  llegará el día que vuelva a nevar, animales  y plantas mías.
Pues unos sois perros de la nieve, y las otras en noviembre plantas del invierno. Necesitáis la escarcha en vuestras hojas, y los copos de nieve en vuestros lomos.
Esta es la nueva palabra que os quiero hoy enseñar, cuando las cuatro estaciones son siempre igual en este duro y seco valle, es:
Aguantar.
Angelillo de Uixó.


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sábado, 5 de noviembre de 2016

Judías del Alba, asaltar el cielo.









Ha llegado el alba tras la noche, una larga noche de dolor en la garganta, donde ha paseado el viento tempestuoso que anunciaba la llegada del otoño. El viento ha aullado como un perro de presa corriendo a la caza, derribando el trabajo del verano.Las cañas de los huertos han ido cayendo, y el cielo se ha ido descubriendo hasta mostrarse desnudo, fiero y duro, dispuesto a no dejarse asaltar.
Durante la noche el viento ha silbado, como disparado por cañones, amenazando a los hijos del alba con su cruel canción.
 La canción del desanimo:
"Nada se puede cambiar.
Nada ha de sobrevivir a mi paso.
Con las primeras luces,
 os resignaréis en la tierra,
 y asaltaréis el subsuelo,
 como los gusanos,
 hijos del alba"
Así ha hablado la tempestad en la noche a los manifestante insomnes, llamados los hombres preocupados de la noche.
Los hijos del alba han despertado tosiendo, cansados y con los dedos helados, arrastrándose hasta sus posiciones, como una legión diezmada.De este modo han empezado con los rayos de la radial del astro que corta los cielos, su trabajo.
Los hijos del alba, los hombres de la tierra, los últimos hombres, han visto como subía su semilla, incluso tras la tempestad hacia arriba, hasta los más altos cielos desde el suelo, tras volver a colocar las cañas.
Sin embargo, se han reunido, han hecho una asamblea , y han hablado.
Han concluido que no es el momento de trepar por las judías hasta el cielo, que son demasiado tiernas y se pueden quebrar a mitad de trayendo cayendo al vacío.
El viento de poniente, pícaro y espía ha escuchado. Transportando la noticia a las gaviotas que esperaban en el mar sus palabras de tumba:
Esperaremos a que maduren los guisantes y las judías. En la primavera lo intentaremos con más ganas tras salir del frío invierno. Ahora parias, que cada cual se disperse y se caliente leyendo el País.
Paz y bien hasta la primavera.
Nos arrinconamos.
Angelillo de Uixó.

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Judías del Alba, asaltar el cielo.